Ahondar en la tierra…

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La tierra se caracteriza por realizar una de las cuatro causas que allá en el tiempo, Aristóteles denominó: generativa.

Por esto a la tierra podemos pensarla como “lo femenino”, en su aspecto de creación, generación.

Tengo el deseo de jugar con analogías que ilustren esta relación.

Al ser la tierra, el planeta tierra, lo que representa por excelencia este aspecto de generación a partir de sí misma… me importa como  coincide con la mujer, entiendo que ya es tiempo de comenzar a valorar muchas cualidades femeninas.

Es que en estos tiempos  podemos pensar en esta capacidad de desdoble dentro de sí, existen mucha información que es importante decir a viva voz. Cuantos ejemplos podríamos ofrecer? miles.

Cuando pienso en muestras de este aspecto generativo, en tanto causa general y generante… si es que existe esta palabra… siempre recurro al ejemplo de los tres reinos que componen el planeta tierra.

El reino animal, el mineral y el vegetal.

Aquí podemos pensar en la inmensidad de elementos generados desde esta internalización de la tierra. De esta capacidad de auto-gestión, autogeneración.

Pensar que la causa generativa, la que rescata el aspecto de generación… interna (tierra-mujer) es solo una… de las cuatro causas que Aristóteles clasificó, desconozco si habrá otros filósofos que hayan descubierto o develado alguna otra… en algún momento pensaré las demás…

Sabemos que todo se genera a partir de algo, de una causa… se  genera dentro de sí, un ser.

Esta reflexión acerca de este aspecto de autogeneración… me lleva a pensar a partir de qué es, que la tierra, genera.

Hay una trasformación de sí misma y también un origen externo, una semilla que la tierra abriga, cobija, calienta y así lo contiene haciéndolo ser.

Si reflexiono acerca de cómo se genera algo en los diferentes reinos de la tierra, entiendo que en el universo animal el elemento fecundante tiene ciertas reminiscencias con la semilla, hay una célula, algo concreto que permite que la mujer-hembra genere dentro de sí… en cambio en el reino mineral, es la energía interna a la tierra lo que mueve, funde, disloca rocas a su antojo, lo entiendo como más energético… en el mundo vegetal la vida parece generarse también a partir de ambos elementos, uno molecular y otro energético.

Vuelvo al reino animal-vegetal… un elemento  da la posibilidad, que luego desarrolla la tierra-mujer. Como lo hace?

Como es que lo hacemos?

Los procesos que ayudan, trasforman, cobijan… contienen elementos concretos y otros energéticos.

Por ejemplo cobijar, abrigar… tienen implícito la generación de un medio cálido, calentado por la energía. Entiendo que cuando abrigamos algo en nosotras, le damos calor, energía, atención… prestamos atención –valga la redundancia- a aquello que atendemos… ya que le damos la energía que es propia. Pensemos…

La noción de semilla es importante, no llego a ver con claridad si es tan fuerte su importancia como la de cobijar, pero me gusta pensar, aparte del cobijar… en el «potencial» que existe en la semilla.

Aquella pequeña mota, como dice Wayne Dyer en su película “El cambio”, aquel pequeño punto que contiene todo aun sin ser… pero con la posibilidad total de lo que contiene en su naturaleza.

Claro que a diferencia del ser humano, cada semilla solo puede desarrollar su potencial, no la infinitud… nosotros, los mortales, tenemos como límite la infinitud, importante es saber que cada persona puede ser cualquier cosa.

Hace un tiempo, pensaba que me estaban vendiendo un buzón, al decirme estas palabras.

Con la repetición… con esta forma de ir viendo las cosas una y otra vez, la noción de infinitos potenciales me fue significando realmente posibilidad, liberación… realmente alegría.

Pero pensemos por la inversa…

Si me creo desde que surjo en el mundo, que solo puedo ser lo que actualizo, lo que vivencialmente ejerzo…

es muy escueto, casi hasta un chiste para el creador…

que es lo que marca la diferencia? la mente pensante…

La mente es una herramienta muy importante para realmente pensar esta posibilidad de desarrollarnos en cualquier aspecto, libremente, auto gestionarse infinitamente, siempre de un modo adecuado al entorno, y sin dañar a nadie… como afirma Antonio Blay.

Es más… la mente ayuda a consolidarse en persona íntegra… real, sin versos limitantes.

Aquí me surge el tema del límite… un topoi para mí desarrollo, hasta donde puedo ir?

Cuando tengo estas preguntas internas, ahora solo me quedo en «silencio», ya no me voy corriendo detrás de alguien… la respuesta llegará si estoy para re-cepcionarla.

En cambio se estoy distraída, cobijando otras respuestas inapropiadas… al límite… no lo percibo, no lo puedo definir, dimensionar… recepcionar como propio.

Importa parar la máquina mental, digamos el automatismo, más que mental,

la repetición tiene estos aspectos ambiguos… por un lado aprendemos repitiendo los conceptos y por otro aceptamos como verdad aquellas  que de tanto repetirlas, no las cuestionamos…

Chopra llama a estos automatismos: Hábitos.

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